La tenencia compartida ha ido ganando reconocimiento en Uruguay como una forma de garantizar el derecho de los niños a mantener un vínculo activo y equilibrado con ambos progenitores. No se trata solo de repartir tiempos, sino de construir una crianza basada en la corresponsabilidad y el bienestar del niño, priorizando siempre su estabilidad emocional y desarrollo integral.
¿Qué implica la tenencia compartida?
La tenencia compartida significa que ambos padres participan activamente en la vida cotidiana del niño, en igualdad de condiciones y responsabilidades. Esto no implica necesariamente una división exacta del tiempo, sino una distribución que responda a las necesidades del niño y a la realidad de cada familia.
En Uruguay, la Ley N.º 20.141, aprobada en 2023, modificó el Artículo 34 del Código de la Niñez y la Adolescencia (CNA), estableciendo que, salvo que existan razones que la desaconsejen, se debe garantizar que el niño mantenga contacto y una relación equitativa con ambos progenitores. Si bien esto no implica que la tenencia compartida sea obligatoria en todos los casos, sí refuerza la importancia de la corresponsabilidad parental y de que el niño tenga un vínculo significativo con ambos padres.
Beneficios de la tenencia compartida
Cuando se implementa de manera adecuada, la tenencia compartida ofrece múltiples beneficios:
• Vínculo continuo con ambos padres: Evita que el niño pierda contacto con uno de ellos, promoviendo una relación cercana y afectiva.
• Estabilidad emocional: Reduce el impacto de la separación y permite que el niño sienta que sigue contando con ambos padres de manera equitativa.
• Corresponsabilidad parental: Ambos progenitores asumen un rol activo en la crianza, evitando que el peso recaiga exclusivamente en uno de ellos.
• Mejor desarrollo social y emocional: Estudios demuestran que los niños en esquemas de tenencia compartida tienen mejores niveles de adaptación y autoestima.
Factores a considerar
Si bien la tenencia compartida es un modelo ideal en muchos casos, su aplicación debe centrarse en el interés superior del niño. Para que sea efectiva, se deben considerar:
• Capacidad de cooperación entre los padres: La comunicación y el respeto son fundamentales para que el niño no quede atrapado en conflictos.
• Rutinas estables: Es clave garantizar que el niño tenga estabilidad en sus horarios, educación y actividades.
• Distancia entre los hogares: Debe ser viable que el niño pueda trasladarse sin dificultades entre ambos domicilios.
¿Qué pasa con la pensión alimenticia?
La implementación de la tenencia compartida no exime automáticamente a uno de los progenitores de la obligación de pagar pensión alimenticia. La contribución económica sigue siendo un derecho del niño y debe evaluarse caso a caso, considerando factores como los ingresos de cada progenitor y la distribución del tiempo de cuidado.
1. No siempre desaparece la pensión:
Aunque la tenencia compartida implica que ambos progenitores asumen responsabilidades en la crianza, si hay una diferencia significativa en los ingresos, el progenitor con mayor capacidad económica podría seguir pagando una pensión para garantizar el bienestar del niño.
2. Distribución equitativa de los gastos:
En muchos casos, se busca que cada progenitor cubra directamente los gastos del niño cuando está bajo su cuidado (alimentos, vestimenta, educación, salud, recreación, etc.). Sin embargo, si uno tiene un ingreso mucho menor, se puede fijar una pensión para equilibrar la situación.
3. Acuerdos personalizados:
La pensión puede ajustarse según las circunstancias de cada familia. En algunos casos, en lugar de una transferencia de dinero, los progenitores acuerdan cubrir ciertos gastos directamente (ejemplo: uno paga el colegio y el otro la alimentación).
4. Decisión judicial:
Si los padres no llegan a un acuerdo, será el juez quien determine si corresponde o no una pensión alimenticia, basándose en el interés superior del niño y en los recursos de cada progenitor.
¿Cuándo podría no ser recomendable la tenencia compartida?
Si existen situaciones de violencia, abuso o negligencia por parte de uno de los progenitores, la tenencia compartida puede no ser adecuada. En estos casos, los jueces pueden adoptar medidas que protejan la seguridad del niño y garantizar su bienestar.
Conclusión
La tenencia compartida, cuando se implementa correctamente y con foco en el interés superior del niño, no solo permite que ambos padres sigan cumpliendo su rol, sino que le brinda al niño la posibilidad de crecer con el amor y la presencia de ambos. Más que un derecho de los progenitores, es un derecho del niño a una crianza equilibrada, estable y afectuosa.